Dublín es un destino turístico al alza en Europa. Su histórico origen vikingo realza su patrimonio histórico, en tanto que la literatura y sus impresionantes museos le dan gran valor cultural sin olvidar otros elementos de ocio como los pubs y los parques.
Hoy en día, Dublín es una ciudad con un gran carácter cosmopolita, una gran urbe moderna, si bien sin despenderse de sus raíces tradicionales e históricos. Ello atrae al viajero. Por ello, vamos a conocer varios hitos ineludibles en toda visita a la capital irlandesa.
La avenida O’Connell es la arteria vital del centro histórico, en la cual se reúne el área comercial de la ciudad. Sep puede contemplar varios monumentos dedicados a personajes ilustres o estructuras más contemporáneas como The Spire, un pilar de más de 120 metros de altura en forma de aguja. Otro hto arquitectónico es la Oficina Central de Correos, donde se celebró la proclamación de la República de Irlanda en 1916, tras el famoso Levantamiento de Pascua.
Luego, se puede visitar la Universidad más antigua de Irlanda y una de las más reconocidas mundialmente. De los aulas del Trinity College han surgido personalidades como Samuel Beckett, Bram Stoker, Edmund Burke u Oscar Wilde. El paseo por el campus y la entrada a la sala de la antigua biblioteca son ineludibles.
En Dublín, la cerveza algo más que una bebida y la Guinness ya son palabras mayores. Hay que visitar el Museo Guinneess para conocer como se hace esta cerveza a base de agua, lúpulo, cebada y levadura- La exposición, que dura aproximadamente 120 minutos, concluye en la última planta del edificio, donde se ubica el Gravity Bar y en el que se pude degustar una cerveza con una vista panorámica de Dublín.
Por su puesto, se debe pasar un buen rato tanto de día como de noche en el barrio de Temple Bar, el centro neurálgico de la vida social y cultural de la capital irlandesa.
La mayor parte e los locales cuentan con música en directo y en todos ellos se pueden desgustar bebidas y comidas típicas irlandesas. Ubicada entre Dame Street y el río Liffey, esta zona alberga el mayor ambiente de la ciudad, especialmente por la noche.
Por último, el propio pub Temple Bar es todo un icono dublinés, si bien la excesiva afluencia de clientes deriva en un gran agobio que impide disfrutar de la atmósfera de ocio y diversión. Pero no se puede visitar Dublín y volver sin haber estado allí.