En Dublín hay una impresionante cantidad y variedad de restaurantes para todos los gustos y de todos los estilos. La capital de Irlanda ha cedido recientemente a a la cocina internacional y exótica. Mejor, pues la cocina irlandesa, excepto guisados y pescados sencillos, es más bien monótona.
En cuanto al ambiente, podéis probar, según las ganas, el zen japonés, la cordialidad mongol o la calidez de un buen pub tradicional. Aunque la cuetna os resultará bastante indigesta. Los consejos para evitarlo consisten en tomar un desayuno tan copioso como os sea posible y, después, comer algo ligero en un pub.