En Dublín hay una impresionante cantidad y variedad de restaurantes para todos los gustos y de todos los estilos. La capital de Irlanda ha cedido recientemente a a la cocina internacional y exótica. Mejor, pues la cocina irlandesa, excepto guisados y pescados sencillos, es más bien monótona.
En cuanto al ambiente, podéis probar, según las ganas, el zen japonés, la cordialidad mongol o la calidez de un buen pub tradicional. Aunque la cuetna os resultará bastante indigesta. Los consejos para evitarlo consisten en tomar un desayuno tan copioso como os sea posible y, después, comer algo ligero en un pub.
Os servirán la pub food o carvery lunch, que designa los platos tradicionales de cerdo con col, guisado de vaca o de cordero, carnes asadas, etc. Además, es el medio más agradable para contactar con la población local toda vez que los dublineses raramente almuerzan en el restaurante y su comida principal es la tarde.
Para cenar, tratad de hacerlo a la hora irlandesa, muy temprano. Entre las 18.00 y las 19.30 horas es cuando la mayoría de los restaurantes ofrecen un menú early bird, copioso y barato. Después, deberéis pedir a la carta. Hay que tener cuidado con los vinos; suelen ser caros. Además, en los restaurantes no se bebe cerveza de barril ya que no tienen la misma licencia que los pubs.
Por otro lado, a mediodía, en los pubs, comeréis un plato muy copioso por entre 8 y 10 euros. El precio de la pinta de Guiness es de unos tres euros. Por la tarde, el menú early bird cuesta alrededor de 12 euros por tres platos.
A la carta, os costará de 5 a 10 euros por el entrante, más de 15 euros el plato principal y de 4 a 6 euros el postre. En la cuenta consta si el servicio está incluido. Si no lo está, hay que añadir un 10% a la factura.
Foto vía El Correo.com
