Uno de los sitios más visitados de Irlanda son los acantilados de Moher que son, posiblemente, junto con los fiordos noruegos, los más bellos acantilados de Europa. Están situados a 265 kilómetros de Dublín y te recomiendo visitarlos si tienes tiempo durante tu viaje a la capital de Irlanda.
Estos acantilados están situados en la costa Oeste de Irlanda, cerca de Doolin, sobre el Oceáno Atlántico, tienen más de 200 metros de altura y 8 kilómetros de longitud. Sin lugar a dudas, son uno de los paisajes irlandeses más majestuosos y espectaculares.
El pequeño pueblo de pescadores de Doolin, una de las capitales irlandesas de la música folk, es el lugar idóneo para partir hacia los acantilados, y la panorámica más espectacular es la que se puede admirar desde la O’Brien’s Tower, un antiguo punto de observación suspendido entre la tierra y el cielo, a muy pocos metros de un impresionante precipicio: es una torre circular realizada en piedra que se encuentra en la mitad de los acantilados aproximadamente.
Por otro lado, el Burren es una amplia meseta calcárea de más de 1.000 kilómetros cuadrado, de la que forman parte también los acantilados de Moher y Doolin. En estas rocas erosionadas por la glaciación y el viento, conviven especies mediterráneas, alpinas y árticas, además de 28 especies de mariposas.
El agua de la lluvia penetra por las porosidades de la roca creando en el subsuelo una red de galerías subterráneas, huecos y cavernas. En cuanto a la vegetación, una de las especies vegetales que crecen entre las hendiduras de las rocas es la singular «lengua de ciervo«.
La visita a los acantilados está muy bien organizada. Los coches se pueden estacionar en el Centro de Visitanes para desde allí iniciar la excursión. Un sendero, muy bien marcado recorre los ocho kilómetros de longitud de los acantilados de Moher.
Por úlitmo, recomiendo degustar en Dollin uno los platos más populares de la zona, el salmón ahumado con cebolla, alcaparras y mantequilla salada.
Foto vía Intenseexperiences.com