El siglo XVIII representó para la capital de Irlanda una época de relativa prosperidad en la cual la nobleza irlandesa, muy preocupada por no parecer los parientes pobres de los ingleses, decidió remodelar por completo la ciudad.
De este modo, se levantaron hileras de casas articuladas en varios calles y plazas de Dublín. En el siglo XIX declinó la actividad económica con lo se obligó a algunas familias de clase media a dividir sus casas en pisos para poder afrontar los gastos económicos. Además, muchas de las antes grandes vías de Dublín se deterioraron paulatinamente.
Un siglo después, el rápido desarrollo de la construcción en la década de 1960 amenazó seriamente con arrasar lo que quedaba del Dublín georgiano. Por suerte, finalmente la mayor parte de estas casas georgianas se han conservado en pie y todavía se pueden disfrutar en lugares tan turísticos como Merrion Square y Fitzwilliam Square.