Lo que no hay que perderse en un viaje a Dublín

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Dublín no es una ciudad caótica ni ruidosa, si la comparamos con otras grandes urbes europeas. Su herencia medieval se mezcla con la modernidad, que la otorga sus neuvas construcciones y las importantes empresas de alta tecnología. En la capital de Irlanda, el turista puede hacer numerosas cosas durante su estancia.

En primer lugar, hay que disfrutar una cerveza Guinness. La popular cerveza negra irlandesa ha dado la vuelta al mundo desde que se comenzará a elaborar en 1759 y es uno de los emblemas de la ciudad. Una visita a Dublín no está completa sino se acude a la Guinness Storehouse, una de las atracciones más populares del país.

Luego, hay que probar el Dublín Coddle: salchicas de cerdo cortadas en lonchas y recubiertas de bacon, mezclado con patatas cortadas en rodajas y cebollas. Se les puede añadir cereales, como cebada, y un poco de cerveza Guinness.

También se debe escuchar la música tradicional de Irlanda. Entre los instrumentos más característicos se encuentran la gaita irlandesa, el violín, el whistle o el bodhrán. Esta música se puede disfrutar en pubs y celebraciones familiares.

Además, sobresale el baile en un céilí. Todo un acto social, el baile tradicional irlandés se acompaña con música folk. Se puede bailar en filas o círculos en grupos de dos hasta 16 personas y se suelen tocar instrumentos como el tamboar y el arpa irlandesa.

Después, te recomiendo pasear por Grafton Street. Situada en el centro de la ciudad, es una de las callse más animadas por sus numerosos establecimientos comerciales.

Por último, hay que conocer los símbolos de Irlanda: el trébol y el arpa. Se remonta al nacimiento de la nación y a la leyenda de San Patricio, que ilustró el misterio de Santísima Trinidad utiizando un trébol. La existencia del arpa se conoce desde el siglo VIII. En el Trinity College se pueden admirar una de las más antiguas que se conservan la Brian Bour harp.

Foto vía Sobre Irlanda