Al otro lado del Grand Canal

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Las áreas residenciales más caras de Dublín se encuentran por debajo del Grand Canal, que a su ves ser sirve para delimitar el centro de la ciudad por el sur. Aquí se sitúa la codiciada zona postal Dublin 4, que es toda una referencia de elegancia y sofisticación. Los que no residen allí hacen bromas sobres sus habitantes con un atisbo de envidia. Además, hay lugares preciosos para visitar.

Construido para comunicar la capital con River Shannon (en el centro de Irlanda), el Grand Canal dibuja una curiosa curva de seis kilómetros por el sur de la capital y entra en el Liffey por Ringsend, atravesando unas esclusas construidas en 1796.

El enorme Grand Canal Dock, flanqueado por Hanover y Charlotte Quays, es ahora el sitio preferido de los amantes del windsurt y las canoas.

1º. Airfield Trust Gardens (Upper Kilmcaud Road):

Fue hogar de las excéntricas hemanas filántropas Letitia y Naomi Overend, aunque hoy en día es de propiedad pública. La casa no se puede visitar (salvo la excelente cafetería), pero las zonas verdes valladas, la granja, el museo de automóviles vintage y el jardín medicinal es perfecto para pasear.

2º. Helen Dillon’s  Garden (Sandford Road):

Los aficionados a la jardinería disfrutarán con la creación de Helen Dillon en su propia casa, una construcción de 1830. Inspirado en la Alhambra de Granada, el jardín, con flores agrupadas por colores, rodea un impresionante canal central.

3º. Herbert Park (Sanymount, Lansdowne Road):

Una preciosa extensión de verdor y estanque cerca de los Royal Dublin Society Showgrounds. Ubicado en el próspero Ballsbridge y Donnybrook, el parque se despliega a lo largo de River Dodder.

4º. James Joyce Museum (Sandycove):

Ubicado en la torre Martello y con vistas a Dublín BAy, el barrio costero de Sandycove, el museo combina objetos del célebre escritor en un emplazamiento con historia; la primera escena de Ulises transcurre aquí.

5º. Marlay House (Grange Road):

A nueve kilómetros al sur del centro de Dublín, es un increíble espacio abierto de 83 hectáreas con construcciones del siglo XVI, área arbolada, abundante vida salvaje, esculturas y puesto de artesanía. Los niños disfrutarán con el puente de las hadas, la zona de juegos, el skatepark y el mini-tren que recorre el parque.

Foto vía Barberstown